Tales sueños me deslumbran con semejantes esplendores y luego, al despertar, me quitan el aire y me dejan desnudo en la mentira. El tiempo te vistió de ausencia y nunca regresaste.
Por eso hoy el sol de otoño está tan lejos.
A través del vidrio observo su ojo ambarino casi oculto por la grisura de las nubes sobre el fondo celeste del cielo. Es un sol melancólico de mueca tibia que se agota, al borde de las gotas de hielo, en los troncos pelados de los plátanos.
Y eso agrava mi pesar, María.
Ni qué decir del desamparo de las hojas amarillas suspendidas de los tallos, como murciélagos pajizos, cabeza abajo, que terminan desgajadas por el tironeo de la gravedad.
Caen silenciosamente, cargadas por el peso del agua de la bendita llovizna de toda esta semana.
Si tuviese lágrimas debajo de los párpados las dejaría deslizar del mismo modo por los surcos secos de mis arrugas.
Pero a esas lágrimas ya no las tengo, María.
En cambio, el blando resbalar de la caída de esas hojas caducas lo suplanto con silencio, el silencio de quien apenas soporta la lejanía de tu momento ausente, de quien por eso hunde el alma en el dolor de los desprendimientos otoñales.
Si donde estás se pueden recoger flores no te olvides de arrojarlas en mis sueños.
Aunque estén marchitas. No te preocupes, es lo de menos.
Si hay una sola, tampoco importa.
Igual la espero.
Este relato pertenece al libro Fotos viejas.
El desamparo de las hojas amarillas... Qué bonito, Ariel! Poético y dolorido.
ResponderBorrar¡Muchas gracias, Marta!
BorrarLos sueños, la muerte, las ausencias, todo forma parte del trabajo que las circunstancias han hecho sobre nuestra esencia.
Un beso.
Ariel
Que hermoso, primera vez que te visito,
ResponderBorrarme agrada como escribes,me gustaría
seguir tu blog,si me dejas.??
Besitos dulces
Siby
Me alegra que te haya gustado, Siby.
BorrarSí, por supuesto, sería un placer que sigas mi blog.
Besos.
Ariel
Hay mucha belleza en la melancolía. En la melancolía que trae la ausencia, los recuerdos, el otoño... Y, por si no bastara, tu texto me encuentra escuchando "Lament", de Chet Baker.
ResponderBorrarNo se me ocurre texto mejor para esta música.
Besos
Qué lindo es lo que dices, Alís, sobre la melancolía, el relato y la música.
BorrarLa música de fuera o la música de dentro (la que le imprime uno al texto cuando lee), en ocasiones, se torna una buena aliada para la lectura.
Un beso.
Ariel
Tremendamente melancólico. Esto lo dice todo: "Si donde estás se pueden recoger flores no te olvides de arrojarlas en mis sueños".
ResponderBorrarSaludos.
Nos seguimos leyendo.
Creo que la literatura suele ser, entre otras cosas, un vehículo que nos permite compartir sentimientos por medio de la singular disposición de las palabras. Me alegra mucho que te haya gustado, Miguel.
BorrarNos seguimos leyendo.
Un saludo.
Ariel
Algunos sueños nos hacen desear que la vida sea, ontológicamente, algo distinto.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Es verdad, José, hay sueños y pesadillas. Tratamos de escribir y describir con belleza la aventura de la vida consciente y onírica que nos ha deparado el mero hecho de existir.
Borrarte mando un saludo grande.
Ariel
!Hola Raúl!
ResponderBorrarHe venido a conocer su blog y devolverle la visita a manera de agradecimiento, veo que escribe muy bien y tiene bastante contenido su blog.
Me ha gustado leer este Sol de otoño, ese inico, "Ayer te vi en un sueño", nos hace acomodarnos para disfrutar una lectura que de por sí se percibe hermosa, delicada, reveladora...
Las figuras literarias para describir esas imágenes otoñales me gustaron mucho, hay elegancia, exquisitez y un alma sensible en su pluma Raúl.
Saludos, un gusto haber venido hasta aquí.
¡Hola Harolina!
BorrarMuy agradecido por su visita, me alegra mucho que haya llegado hasta aquí a dejarme este comentario con tantos elogios, como para entusiasmarse, sin duda.
Cuando llegué a su blog me encontré con una persona muy espiritual. Creo que su sensibilidad le ha permitido encontrar, en estos textos sencillos, esas virtudes y la retórica a las cuales hace mención. Es muy reconfortante tener una devolución como la suya.
Espero volver a leer sus textos tan conmovedores.
Le mando un afectuoso saludo.
Ariel
Un poema emotivo en la que la ausencia se filtra en los sueños y de los cuales no quisiéramos despertar para no enfrentarnos de nuevo a la realidad.
ResponderBorrar¡Precioso, Raúl!
Saludos.
¡Muchas gracias, Lebasi!
BorrarEs un placer que te haya gustado este escrito. Los sueños hacen estas travesuras con las ausencias y, en ocasiones, sacan lo mejor de nosotros para ponerlo por escrito colocando en el texto toda la belleza de la que somos capaces.
Un gran saludo para ti.
Sea debido a las ausencias, a los sueños, a la nostalgia,... o incluso a la muerte, fuese por la causa que fuese, nos has regalo un texto tan hermoso...
ResponderBorrarUn abrazo Ariel!
La muerte siempre está pendiente, alrededor de los pensamientos, es inevitable. Tal vez uno escriba para salvarse de ella o salvar a quienes ya no están y traerlos vivos al presente. Es todo muy extraño.
Borrar¡Un abrazo apretado, Norte!
Ariel
Precioso texto Ariel, me deleité leyéndote, tan melancólico a ratos y a la vez lleno de ternura, de paz.
ResponderBorrarEs increíble como los sueños nos transportan a donde queremos ir o con quien queremos estar, aunque al despertar se evapore todo, yo lo describo como una necesaria forma de vivir o de sobrevivir a veces.
Un beso grande.
Mucha gracias, Mariola, es un placer que te haya gustado. El mundo onírico es tan mágico. En ocasiones suelo confundirme y no sé si la vida está allí o acá, o en ambas partes tal vez.
Borrar¡Un beso!
Ariel