Camino de las torres



Raúl Ariel Victoriano
lo ha vuelto a conseguir: una vez más, deslumbra con su nuevo libro de relatos, Escarcha, una recopilación de dieciocho cuentos inolvidables. Se trata de una serie de historias independientes que, gracias a la capacidad narrativa del autor, acaban armando un edificio sólido y hermoso que invita a la exploración de lo que esconde en su interior.

Ariel, como buen arquitecto, no deja que le distraiga el azar. Sabe lo que quiere expresar en cada texto y, fiel al plano trazado, su prosa poética y certera levanta muros, pinta siluetas en la sombra y puebla cada rincón con voces secretas que solo aspiran a ser escuchadas.

Lumbre, primer relato de la antología, supone, tal vez, una declaración de intenciones: el protagonista escribe para exorcizar el dolor, la soledad, el peso de la culpa, sentimientos que recorren las habitaciones de esa casa común de largos pasillos. Por ellos vamos a cruzarnos con los fantasmas que guardan el crujido de la Escarcha, al final de Una noche fría, mientras En la orilla nos hablan los muertos. Tristeza, melancolía, compasión en cada trino que escapa del sueño del gorrión que espera cobijado bajo las tejas Por lo último que queda, el silencio.

Como un marinero en medio de una tempestad, el escritor gobierna el vuelo de los hilos que atan las historias a sus párrafos con una proposición: Vamos a cantar esta noche. Porque no todo está perdido entre los matorrales de un paisaje que se adueña de la vida de sus personajes vagabundos. Escuchándolos descubriremos que sólo hay que aceptar La deuda para resolver el misterio enmarcado entre las siluetas de dos sombras: «Soy un pulso».

Cuentos que exploran almas y que llaman a una reflexión íntima, en la penumbra de unas estancias en las que Ariel, estratégicamente, coloca las lámparas precisas para no perder detalle y encontrar la grieta por la que puede aparecer la esperanza. Cuando llueve sobre las islas y una mujer espera frente a la ventana no es el único final. Sube al tejado, espanta a los pájaros de lata, contempla el paisaje y confía en el poder de la palabra de este autor, capaz de liberar gotas de lluvia en el páramo de la existencia.

Escarcha es un libro que enseña a escribir. Que vengan más, Ariel.

Patricia Richmond


Esta reseña fue publicada en la revista literaria "El callejón de las once esquinas".