Me siento en el muelle con las piernas colgando para observar el vuelo de las gaviotas mientras el crepúsculo lastima la corriente del río.
El aire está helado…, quieto.
Pienso en vos.
Dijiste: «Vuelvo».
Y aunque confío en la palabra, no olvido el abrazo de hielo que me regalaron tus ojos azules en la despedida.
No sabría decir cuánto hace que te espero.
No sé si el calor de tu vientre todavía está dispuesto, no sé si guarda siquiera un resto de amor para ofrecerme.
El silencio de tu ausencia me acerca al tormento de los moribundos, destinados a la muerte sin remedio, mientras el esplendor del cielo muerde el borde del espejo niquelado del río.
Los trinos fallecen entre las ramas de los nidos, en las sombras vegetales del follaje de los ceibos, sobre la ribera.
No puedo más.
Me inclino hacia adelante buscando abrigo en lo profundo.
Este microrelato fue publicado en la revista digital Vestigium (MEDIUM, abr. 2019).
Ese cielo que muerde, los trinos que fallecen... Bellísima forma de narrar el dolor, la impotencia y la desolación. Tremendo relato, Ariel.
ResponderBorrarMuchas gracias, Marta. Parece mentira pero los textos cortos me llevan casi el mismo trabajo que los más extensos. ¡Besos!
BorrarAriel
Es la desesperación del que espera mi querido Ariel,... pero narrado de una manera muy hermosa.
ResponderBorrarUn abrazo!
Ese el nombre exacto del sentimiento. Muchas gracias por pasar, Norte. ¡Un abrazo para ti!
BorrarAriel
Notable manifestación de la angustia ante el drama de una ausencia. Sentir aquello que nos falta y no saber que hacer con la carencia. Toda la desolación de la espera. Excelente Ariel!
ResponderBorrarUna espera interminable que no puede soportar y solo atina a hundirse en la decisión fatal.
BorrarMuchas gracias, Néstor!
Ariel
Me encantan tus relatos breves. En pocas pinceladas, llenas de sentimiento y belleza, pudiste expresar la incertidumbre de una espera que se sabe inútil, del vacío que trae y la imposibilidad de afrontarlo.
ResponderBorrarFelicitaciones por la publicación, Ariel.
Un abrazo.
Muchas gracias, Mirella, me alegra que te gusten estos micros. Un abrazo!!
BorrarAriel
Es muy profundo e intenso tu relato. Es curioso y da escalofrío pensar que tu protagonista sabía que ella no iba a ir desde que le vio por última vez, aún así confiaba en lo imposible. Al final se dio por vencido. Un relato fantástico. Enhorabuena.
ResponderBorrarVaivenes de las ilusiones cuando deseamos que algo lindo ocurra.
BorrarMuchas gracias por tu comentario tan bonito, Manuela.
Ariel
Ahogarse con las propias palabras antes de que con las acciones ajenas es la decisión más difícil de tomar.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Y a veces la desesperación es más violenta que el juicio.
BorrarUn saludo, José.
Ariel
¿Cómo haces para emocionarnos?
ResponderBorrarUn beso amigo Ariel
La soledad me suele llevar a estos lugares, Isabel. Un beso, amiga.
BorrarAriel
Me ha encantado es corto y dices tanto saludos
ResponderBorrarSaludos, Mucha!
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