Como una pena…
El hombre viejo se deja llevar por el movimiento del agua. Tiene las cicatrices blancas de los raspones de la tristeza y un susto oscuro le tiembla en el pulso. Los brazos clavan el remo y evitan el bamboleo; el pie contra la damajuana impide el derrame del vino tinto en el fondo de la canoa.
Y así va.
Mueve los ojos amarillos de reptil adormecido bajo el sol del invierno. Las arrugas de su rostro talladas en cobre lucen quietas como el cuero del yacaré. Debajo del sombrero apunta la cabeza hacia adelante en busca de la curva amplia del río, que se pierde entre los árboles, lejos aún de la desembocadura.
El hombre viejo se llama Amaru.
Ayer por la noche, Amambay, su mujer, tumbada en el catre se entregó a la muerte. Soltó un humito de aire y se quedó dormida para siempre.
Él le acarició las manos duras y frías y esperó hasta la aurora. Salió de la cabaña y vio ascender el alma de su esposa entre las hojas verdes de la selva misionera como un ovillo de arco iris. Los hilos de colores atravesaron las ramas más altas. Una parte del espíritu de Amambay se deshizo en lluvia y la otra, ceniza ágil, continuó su ascenso de la mano del viento con tanto ímpetu que él estuvo seguro de que su mujer alcanzaría el sol.
Y ahí quedó su choza de caña, aguas arriba, cerca de las cataratas del Iguazú, donde el estrépito de las caídas es un tigre que brama y el peso de la atmósfera de niebla sobre el cauce moja las paredes rojas de las barrancas.
Amaru partió de madrugada.
Ya no tenía sentido quedarse allí. Montó apurado en la piragua de alas delgadas y se lanzó a la superficie agitada buscando llegar al Paraná. El agua escapaba a borbotones, como un chorro marrón de espaldas arrugadas. Él aprovechó la huida de la corriente para alejarse cuanto antes sosteniendo la respiración, siguiendo el destino del río.
Y ahora…, va a la deriva.
Navega en silencio como un pez que no sabe llorar. Todo es extraño sin el lenguaje de la selva. Sin embargo, algo lo encandila. A lo lejos relumbran mil chapitas sobre la piel del río. Del sol ha bajado el espíritu de Amambay con su vestido de fiesta a mostrarle el horizonte.
Amaru se ajusta el sombrero para disminuir el reflejo, endereza la piragua en busca del rumbo, como aquel navegante cautivado por el llamado del mar, y avanza perdido en la ensoñación, entero de ánimo, hasta donde haga falta.
Este relato, publicado en las revistas literarias "Nagari" (EE.UU., Miami, mensual, agosto-2023), "Vestigium" (MEDIUM, marzo 2020) pertenece al libro La rotación de las cosas. Esta versión fue corregida en el taller literario Ultraversal, coordinado por el escritor Gavrí Akhenazi.
Es precioso, es un texto realmente precioso y muy gráfico. Me ha encantado Raúl, como siempre, un disfrute leerte. Besos :D
ResponderBorrarGracias, Margarita, por tu generosidad y por la atención que le pones a mis textos. Es para mí muy gratificante, como siempre, tu presencia y tu comentario.
BorrarBesos.
Ariel
Parece que fue el encuentro definitivo con Amambay, para consolidar su unión ya para siempre, en la otra dimensión. Eso entiendo.
ResponderBorrarUn abrazo.
Sin ahondar en el tema religioso, creo en esa posibilidad; cuando escribo me inclino por lo general hacia esa vertiente desconocida como en algo fascinante que puede acontecer, en especial cuando se trata de un texto con intenciones de deslizarse con suavidad por el borde de cierta vena lírica.
BorrarUn abrazo, Sara, muy agradecido, de veras, por tu comentario.
Ariel
Un texto muy bonito que define el amor eterno. Dos almas que se reencuentran en la Eternidad.
ResponderBorrarGracias por tu comentario, Raúl, te sigo.
Muchísimas gracias, Airblue, por llegar hasta aquí, me da mucha ilusión, me pone muy contento. Me agrada, sin duda, como escribes y te seguiré leyendo.
BorrarUn abrazo afectuoso.
Ariel
Que prosa hermosa, cuánta fluidez... te felicito y me alegra igualmente descubrir tu casa
ResponderBorrarTambién te sigo, amigo
Isaac
Hola, Isaac, un placer que hayas llegado hasta aquí y te quedes y comentes. Me alegra mucho tu adjetivo: fluidez; de veras lo digo, es muy difícil de lograr para mí.
BorrarPrometo darme una vuelta por tu otro blog para visitar tu taller y contemplar tu arte.
Un abrazo, amigo.
Ariel
Bonito relato, me encantó!
ResponderBorrarHola, Kinga! Me alegra que te haya gustado el relato.
BorrarUn saludo.
Ariel
Feliz fin de semana :D
BorrarFeliz finde para vos, amiga, que lo pases lindo.
BorrarAriel
¡Hola!
ResponderBorrarQue bello relato, me ha encantado ha sido un placer leerlo, es genial.
Que tengas un bonito día.
❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋
¡Hola, Violeta!
BorrarMuchas gracias por tu comentario, me alegra tu visita.
Bonito día para ti.
Besos.
Ariel
Me parece un precioso y emotivo relato.
ResponderBorrarMe encantó disfrutarlo.
Muy grato leerte.
Un abrazo.
El agradecido soy yo, Amalia.
BorrarTe mando un abrazo.
Ariel
Hola Raúl, veo que el relato es parte de una obra mayor y que tiene un nombre muy sugerente “La rotación de las cosas”, ¡qué duda cabe! que dejas abierto el apetito para consumir más metáforas y belleza del mismo.
ResponderBorrarCreo entender que Amaru quema los restos de Amambay “hilos de colores atravesaron las ramas más altas” “ continúo su ascenso de la manos del viento”, entonces Amaru partió de allí y se dejó llevar por la corriente y me quedo con “Navega en silencio como un pez que no sabe llorar”. ¡Qué belleza de imagen!. Poesía en diez palabras y, finaliza el escrito con la bajada del alma de Amambay para indicarle el camino correcto. Y si lo creo, claro que sí. El amor va más allá de lo aparente y real.
Un gran abrazo Raúl, disfruté el relato.
Hola, Tatiana, has interpretado el relato mejor que yo porque tu sensibilidad es lo que le da sentido al texto que está más arriba, la belleza que te sorprende de las metáforas que mencionas funciona porque al momento de interpretar los signos de la escritura tu alma se está mirando en el espejo de las emociones íntimas. Si hay cierta hermosura, encanto o esplendor, no dudes en pensar que eres tú quien se lo brinda al relato con la generosidad que te da el estado de contemplación en que te encuentras.
BorrarTodo lo que dices me agrada y me conmueve, Tatiana, me pasa lo mismo que esta tarde cuando leía tu poema del nautilus y, te juro, se me hizo un nudo en la garganta.
Hay algo mágico en la literatura y tú tienes la varita de generar emociones, tú tienes un don que no se puede aprender. Mi último maestro de taller solía decir que una persona talentosa tiene buena "madera". Tú tienes ese material noble para construir un mundo maravilloso con el arte de la escritura.
Es muy bonito tu comentario, te lo agradezco de corazón.
Un gran abrazo, compañera.
Ariel
Hola Raul, que tal!
ResponderBorrarque gusto leer esta historia tan llena de sensaciones hermosas, es un viaje en balsa... o en canoa, es una historia lirica y rococo, de amor frondoso y que por fin, fluyo.
Es un placer conocerte y leerte.
Te mando un abrazo cordial.
Hola, Hada, muchas gracias por leer y comentar.
BorrarYo también te mando un abrazo.
Ariel
Gran relato, Raul.
ResponderBorrarEstá lleno de imágenes, es equilibrado, preciso, emotivo...
A mí me ha llegado el olor de la selva, la fluidez de las aguas.
Enhorabuena.
Lógico que te lo publicaran.
Abrazo.
Hola, Verónica, qué bueno que la lectura te haya generado esas sensaciones, es muy gratificante para mí tener esta devolución tan linda.
BorrarUn abrazo.
Ariel
Muy bonito, me gusta navegar, ese vaivén no me marea, me relaja. En mi ciudad llena de ríos y lagos es muy especial navegar. En el mar no lo he hecho hace tiempo y me da un poco de miedo.
ResponderBorrarGracias por tu mensaje en mi blog, tienes mucha razón.
Saludos
Hola, Maru.
BorrarEl personaje navega en su tragedia encandilado como quien se deja llevar por la vida tironeado de las narices cuando lo abruma la tristeza.
A mí también me gusta andar por el agua, tal vez más que por la tierra, pero más que todo eso me gusta andar por el aire cuando escribo.
He pasado por tu blog y percibo cierto despegar en la letra y eso me agrada.
Saludos.
Ariel
Me gusta mucho el nombre de Amaru. Tiene musicalidad y profundidad.
ResponderBorrarEl texto es pura poesía y se respira. Se respiran los árboles, el sonido del agua y también el halo de tristeza. O así percibo yo la esencia de Amaru: Vida.
Te felicito por la publicación. Si dejan escapar un texto como este... y mil gracias por pasarte por mi blog. Disculpa la tardanza en venir y responderte.
Un beso.
Hola, Magda.
BorrarSiempre dejo las puertas abiertas para entrar a este espacio, lo puedes hacer sin apuros, tomándote tu tiempo. La literatura no sabe de tardanzas. Ella permite que el tiempo sea mullido, quienes escribimos sabemos de las demoras a que este oficio nos somete.
Puedes comentar cualquier entrada que te interese que yo la leeré y la responderé. También yo me tomo mi tiempo para publicar y escribir en forma relajada. Como verás hago un posteo mensual para que todos tengan tiempo de comentar, si es que prefieren hacerlo.
Muchas gracias por tus felicitaciones y tu comentario tan agradable.
Un beso.
Ariel
Una historia preciosa a la vez que triste y emotiva.
ResponderBorrarPersonalmente, creo que no hace falta ser de unas creencias religiosas u otras para creer que, tras nuestra muerte, nuestros seres más queridos nos esperan y nos guían allá donde estén y que nos reuniremos con ellos.
Nos vamos leyendo.
¿Mi tesoro? Libros
Amaru piensa parecido a lo que tú mencionas acerca del contacto con su esposa fallecida, es la creencia habitual de los descendientes de los aborígenes de la cuenca del río Paraná.
BorrarAunque se trata de literatura de ficción los autores debemos informarnos con exactitud acerca de lo que escribimos para que nuestras historias sean verosímiles. Es obligatorio.
A mí me agrada pensar que las cosas no terminan con el episodio de la muerte del cuerpo, pero respeto a todos los no creyentes, a los que profesan otros credos y religiones, a los que tienen una visión diferente de la existencia, como, por ejemplo, los budistas.
Mar, me agrada mucho que te haya gustado la historia, me hace mucha ilusión.
Por supuesto. Nos vamos leyendo.
Ariel
Que lindo texto, tan poetico y de ensoñación, felicitaciones Raul Ariel, desde Valparaiso de Chile
ResponderBorrarHola, Carmen, bienvenida al blog.
BorrarNo sabés cómo me agrada que me digas que el texto te ha parecido poético. Uno de los mejores elogios (de esos que levantan el ego) que me gusta recibir es cuando alguna lectora como vos siente que la prosa posee esa música que, aunque más compleja, la hermana con la poesía.
Muchas gracias por regalarme este comentario tan bonito.
Saludos desde Buenos Aires.
Ariel
Un increíble texto, tan lleno de sensibilidad y belleza en cada una de las palabras y ritmos que has quedado, una hermosa melodía de sentimientos
ResponderBorrarGracias por compartir
Un abrazo!
Aunque algunos escritores tiendan a pensar que los atributos musicales solamente aplican a la poesía, la prosa tiene su propia música. Se trata de una música más compleja y que necesita ser tratada con cuidado y sensibilidad. Las lectoras sensibles como tú tienen el talento adecuado para percibir esa delicadeza.
BorrarGracias a ti por este bonito comentario.
Un saludo afectuoso.
Ariel
Me gusta como escribes aunque nunca visitas a los que te admiran
ResponderBorrarMucha
Gracias, Mucha, por tu piropo. Disculpas por ser tan desconsiderado.
BorrarAriel
Fue un chiste.Me gusta tu rincón y como sos con tus letras. Vendré a visitarte a menudo. ¿Cómo está mi país adorado? Lo extraño aunque solo viaje como turista para verlo...
BorrarYo también iré por tu casa, Mucha, a ver si le puedo poner un toque argentino. Te mando un beso porteño muy cariñoso para vos.
BorrarAriel
Good night Raul Ariel
BorrarGood night, my friend.
BorrarMe emocionó bastante el relato.
ResponderBorrarEs fantástico, te traslada a otra realidad.
Un abrazo.
Muy agradecido por tu comentario, Amapola, un placer.
BorrarUn abrazo.
Ariel
Que buen cuento, tienes una manera especial de relatar, con detalles que hacen que el lector vea el paisaje, el sonido de las cataratas es un trigre que brama, es tan real que volvía escucharlo y esas chapitas que brillan sobre la piel del río es la metáfora justa que deja el sol sobre el agua.
ResponderBorrarFelicitaciones, gracias por pasar por mi blog, gracias a eso te he conocido.
mariarosa
Ahora que leo de corrido tus palabras tan lindas me doy cuenta de la concordancia entre tu forma de escribir al momento de elaborar una narración y al desarrollar este comentario. En la fluidez del párrafo se nota esa plasticidad que te digo.
BorrarMuchas gracias, María Rosa, por pasar por aquí y por tus elogios al cuento.
Te voy a seguir visitando.
Un saludo muy grande.
Ariel
Amaru donde borbotones de detalles intrincados en la selva nos llevas
ResponderBorrara todo un sorprendente relato , mis felicidades Raul , feliz fin de sema-
na y un fuerte abrazo del verde crespuscular al adentrarse buscando
su luz y armoniosa paz, saludos Raul .jr.
Muchas gracias, Jose Ramon, un placer por el obsequio de estas líneas tan sentidas escritas con tu arte. No hay duda de que lo llevas en la piel y en la pluma.
BorrarUn abrazo fuerte, amigo, y que tengas un buen fin de semana.
Ariel
Amigo, tenés una enorme capacidad para relatar eventos y sensaciones íntimas.
ResponderBorrarDejás en el lector imágenes perfectas para describir el momento, y una sensación muy agradable, con un sabor de boca como los del buen vino.
Un abrazo.
Amigo NN, esa sonoridad de la acentuación en los verbos me trae a la mente el gusto de una agradable cercanía geográfica, el tironeo de cierta vecindad gratificante. Espero no estar errado.
BorrarTu comentario me remite a algo que siempre me ha seducido de las teorías literarias de la recepción. Tiendo a creer que el trabajo intelectual y emocional de quien lee le da un peso tremendo y un sesgo personal al acto de lectura, de modo que, en algunos casos, la persona se adueña practicamente del texto hasta casi hacerlo suyo. Sin duda tenés una sensibilidad natural que te ha llevado a esas sensaciones que me contás, lo cual me llena de satisfacción, de veras te lo digo, creo que para eso uno escribe.
Muchas gracias por pasar y por dejarme este comentario tan elogioso.
Un abrazo porteño para vos.
Ariel
se fue gue lo que escribí
ResponderBorrarComo la vida... como el agua del río que siempre se está yendo.
BorrarHola, Raúl, que relato tan hermoso, tan humano y terrenal y tan espiritual a la vez.
ResponderBorrarMe encantó esa manera de contarnos ese sentimiento tan profundo de Amaru, y la manera en que muestras como el espíritu de Amambay lo sigue acompañando en su trayecto, hasta donde lo lleve el río y la vida que le queda.
Felicitaciones por la publicación del mismo en la revista y por los libros, que ya son varios y tienen títulos hermosos todos. Veré si me hago de estos dos, "La rotación de las cosas" y "El sonido de la tristeza". Ambos llamaron mucho mi atención, le diré a mi hija Viola, que tiene una cuenta en Kindle para que me los consiga, ella es quien se encarga de comprarme los que me interesan.
Gracias Raúl por sus letras y por su generosidad al visitar, bendiciones y que sigas fluyendo con la corriente de tu sentir. Un placer visitarte y leerte. Felices días venideros.
Hola, Harolina, quienes viven en la espesura de la naturaleza son hombres y mujeres de sentimiento profundo, quizá no lo sepan expresar así, como lo relata el narrador, pero creo que es solamente una transposición de lenguaje lo que media entre ambos, solo eso.
BorrarAdemás, hay algo sobrecogedor de su ámbito, tan nutrido de plantas, ríos y montes, que le imprime una cierta adoración por el Universo completo.
Me ha parecido interpretar esta admiración que menciono, en las descripciones y reflexiones que usted hace en su blog, tan atinadas, acerca del cuidado de la naturaleza, tan conmovedoras.
Muchas gracias a usted, Harolina, por llegar hasta aquí y dejarme este lindo comentario. Que tenga usted una linda semana. La seguiré visitando ya que es un placer para el espíritu leer sus cosas.
A veces creo que sobran las palabras; mis palabras. Entorpecerían esta delicia de texto que acabo de leer. Toda una pieza de orfebrería del alma. Maravilloso. Cada frase es un collar de perlas, desgranándose según avanza esa canoa. Ritmo medido, suave, conciso, hondo; metáforas perfectas...
ResponderBorrarY de regalo huele a Paz.
Un abrazo!
De ninguna manera, Maite, sin tus palabras al texto le faltaría vida, se quedaría solitario como el protagonista; precisamente tus palabras tienen una lírica interna que es ni más ni menos que la sensibilidad que se necesita para hacer poemas como los tuyos, tan emocionales. Y ese talento lírico tan tuyo, reflejado también en la sustancia de tu comentario tan bonito, me permite tomar perspectiva del relato y verlo a través de tu mirada, para reflexionar desde ahí sobre lo escrito.
BorrarMuchas gracias por tu visita.
Un abrazo!
Ariel
Saludos Raúl, me he quedado enganchada con tu prosa poética, tanto por la historia narrada como por el sentimiento que se desprende de los personajes insitus. Cuentas el 'viaje' después de la muerte de Amambay, con preciosas metáforas. Veo, el todo, a través de la trascendencia del alma, hacia un plano superior. Vida - muerte - Vida. La insoportable soledad del Ser y, la unificación de almas, amándose más allá de la muerte. Amaru, no sobreviviría a su entorno, porque la felicidad no la hace la materia, sino, lo intangible, las almas que sobreviven a la materia.
ResponderBorrarTienes gran sensibilidad que la transmites, al ilustrar la prosa, con bellas figuras literarias. ¡Felicitaciones! Chapeau para ti Raúl y para el poeta Gavri Akhenazi, coordinador del taller literario.
Un gran abrazo 🤗
Solo una persona sensible a la letra puede describir con precisión todas estas emociones en el cúmulo de pensamientos tan lindos que se despliegan en tu comentario. Es muy grato leer estos párrafos escritos con tanto amoroso detalle, de veras es muy grato.
BorrarTe agradezco mucho tu visita, Cecilia, y que pases una linda semana.
Te mando un gran abrazo desde Buenos Aires.
Cuando comencé a leer, el texto me pareció conocido. Al final, tu aclaración me sacó la duda. No obstante haberlo leído no menguó un ápice el placer de disfrutarlo. Siempre admiré tu prosa poética y con metáforas increíbles y la sensación que da al lector de estar en el lugar que transita el personaje. No sé cual es el cambio entre la versión original y esta corregida pero estoy seguro que aquella vez me maravilló tanto como hoy que volví a leerlo. Sé del trabajo de investigación que hay previo a reflejar el sentir del personaje, de su entorno y creencias. En resúmen: un placer incursionar por aquí y comprobar que el esplendor está lejos de marchitarse.
ResponderBorrarPor una cuestión de honestidad intelectual y, además, por la admiración que siento por Gavrí, un escritor con un talento y una sensibilidad que no suelen aparecer sino muy de vez en cuando, es que hice la aclaración al pie. Cada vez que suba un relato que ha sido trabajado en Ultraversal pondré la misma nota aclaratoria.
BorrarMuchas gracias por tu comentario, Osvaldo, es un placer leerlo. Encierra un afecto hacia mí que te lo retribuyo y, una admiración que seguro me queda grande, compañero. Me alegra mucho que hayas venido a comentar, me hace muy bien que veas la llamita de esplendor que todavía me mantiene en pie.
Si querés indagar en las diferencias con el texto original podés hacer click en la palabra"Vestigium" que es un enlace a la plataforma donde fue publicado este relato por primera vez.
Te mando un abrazo.
Ariel
Lo haré, gracias. Y no exagero nada
ResponderBorrarSos muy generoso y sincero, Osvaldo, agradecido nuevamente.
Borrar"Navega en silencio como un pez que no sabe llorar" . Me ha llegado al corazón esa frase, no sé por qué. Bonito escrito.
ResponderBorrarSaludos
Muchas gracias, Maru.
BorrarSaludos.
Ariel
Es un relato tan lleno de sentimiento que me cuesta tratar de añadirle algo más, has descrito la pérdida de un modo que sobrecoge, por la tristeza y también por la belleza de la despedida.
ResponderBorrarBesos!!
La percepción al leer te ha llevado a los mejores lugares que yo suelo admirar en la literatura, estos son el sentimiento universal de la tristeza y la contemplación estética del texto como si fuese una nueva luna. Tu frase, Ana, posee la música del puño de las buenas escritoras.
BorrarBesos!!
Ariel