66 relatos compulsivos



Tuve la mala fortuna de conocer a Charles Perrault en la edad adulta. No voy a darles la brasa contándoles que mi mamá no me compró libros ni me contó cuentos a la hora de dormir, ni voy a revelarles que fue esa la razón por la que en cuanto mi mujer me dijo: «Madison, estamos embarazados», encargué en la librería de mi pueblo un recopilatorio de Perrault para mi hija «B».

Desde entonces hasta la fecha, he comprado libros a punta de pala a mi mujer y a mis hijas en sus cumpleaños, por San Valentín, por el día de su santo y, por supuesto, en Navidad. Incluso, aquella vez que mi hija «B» y su chico iban a dejarlo, aparecí con: «Cada cuánto tiempo hay que echar a lavar los pijamas», de Luis Piedrahita y una botella de Mezcal. «B» y su novio, Aless, rieron tanto con el fragmento que les leí que hicieron las paces, y que conste que no se trataba en absoluto de la magia del mezcalito que bajaba a raudales por mi gañote, sino de la oralidad de Piedrahita.

Pero estén tranquilos, gente, que no vengo a contarles con qué detergente Luis Piedrahita lava sus pijamas ni a hablar de los pijamas de franela que la Preysler le compra a Mario Vargas Llosa por estas fechas para hacerle más cómodo el proceso de novelar ni de los míos propios (yo no uso pijama). Hoy ni siquiera vengo a contarles de qué color son los pijamas de la escritora Susana Pons o lo que es lo mismo, Sue Celentano, compiladora de la antología que hoy presento con inmenso placer.

Lo que sí les cuento es que, además de capitanear este navío literario, Sue es la creadora de la comunidad «Relatos Compulsivos» alojada en la plataforma Google+, en el aire desde el año 2016. La comunidad cuenta a día de hoy con quinientos cuatro autores en plantilla de los cuales veintidós se han sumado al proyecto que consta de sesenta y seis relatos que harán las delicias de lo amante de lo breve, elaborados por autores de diversas nacionalidades: argentina, cubana, española, uruguaya y peruana, que nos muestran su arte de contar historias a fuego lento en la trastienda de la comunidad, con los mejores ingredientes.

Les doy mi palabra que los veintidós llevaban sus pijamas mientras escribían los relatos recogidos en esta maravillosa edición titulada: «66 relatos compulsivos», escritos para participar en los distintos retos que Sue Celentano plantea quincenalmente a sus comuneros.

Sé que ahora mismo están ansiosos porque yo desembuche si Sue lleva pijama de franela o de seda, escafandra o batín mientras teclea en su ordenador sus victorianos cuentos, pero solo existe una persona capaz de responder a esa pregunta: Raúl Ríos, esposo de Sue, impulsor del proyecto y culpable número uno de que este libro ahora esté en vuestras manos.

Estoy seguro que a Perrault le hubiera encantado difundir por donde hiciera falta y a como diera lugar esta antología, por aquello de que todo escritor fue en sus comienzos anónimo. Perrault no está, de modo que nos toca a nosotros, los lectores, completar el trabajo que han comenzado estos fantásticos veintidóa autores y sus mecenas.

¡Buena lectura!

Del prólogo del libro, por John Madison 



El relato "Estatuas de sal" aparece en la página 199.  
El cuento "Ella vino a pensar esta noche" publicado en la página 201 pertenece al libro Escarcha.
En la página 205 aparece el cuento que da el nombre y pertenece al libro Cielo rojo .